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miércoles, 5 de marzo de 2014

Religión y libertad

          Últimamente hablar de religión se está tornando sinónimo de contar cuentos de hadas con esto del laicismo. No me refiero ninguna religión en particular sino en general, como creencias encaminadas al cuidado espiritual y físico de la persona. ¿Son elementos del pasado que hay que "superar" de algún modo? ¿Está relacionada la religión con ignorancia, mentes cerradas e interés? La historia cuenta, más o menos objetivamente, cómo la religión ha sido empleada como "excusa" o medio para alcanzar un fin, a veces muy lejano de lo que propone dicha religión y con formas inhumanas. Por otro lado, se ha visto como las mejores acciones que han podido llevar a cabo algunas personas estaban, ciertamente, promovidas por esa creencia. ¿Qué ocurre en realidad?

          El bien y el mal en el mundo son resultado del buen o mal uso de la libertad humana, respectivamente, y si queremos ser objetivos también habría que mencionar lo bueno y lo malo que ocurre al margen de los humanos como las catástrofes naturales, enfermedades que vienen solas o una lluvia oportuna. Libertad se define como "facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos", mientras que libertinaje se define como "desenfreno en las obras o en las palabras". Responsabilidad y desenfreno, palabras radicalmente opuestas contenidas en palabras aparentemente similares.

          ¿Y por qué hablar de libertad y libertinaje? Porque están en la base de lo bueno y lo malo. El ser humano, queramos o no, tiene su parte espiritual además de la material evidente. Esto quiere decir que debe beber de dos tipos de fuentes de alimentación que cubran su necesidad dual. Comprobaremos que el exceso de una fuente no reemplaza en absoluto la necesidad de la otra fuente, es decir, tanto una persona 100% espiritual como otra persona 100% material-ista van a estar cojas por ser negligentes con la mitad de lo que son. Quizás no sean ni medio felices aunque den la sensación de serlo completamente. (Inciso: aquí nos metemos en un berenjenal muy grande)

          ¿Y qué tiene que ver con la religión todo esto? La dualidad de la persona, libertad, libertinaje.. Efectivamente, tiene que ver con todo. Muchas veces parece que relacionemos religión únicamente con espiritualismo y cosas más o menos abstractas: nada más lejos. Una religión que se precie propone al individuo un camino de excelencia personal (dual) en el cual aprenda a hacer buen uso de su libertad sin transgredir tanto contra sí mismo como contra los demás. Aquí incluimos a los demás, por supuesto, porque la excelencia vale de poco si no se saca a pasear. Dimensión personal, dimensión social.

          Quien vea una carga matadora en las normas puede ser debido a dos cosas básicamente: porque, efectivamente, esas normas atentan contra la dignidad de la persona, o porque la persona sólo ve una transgresión hacia su libertinaje. Y es que el libertinaje es cual caballo encabritado, todos sabemos a donde lleva eso. Por eso unas normas básicas y lógicas, unos hábitos diarios, son propios de una buena religión. A nadie se le ocurriría pensar que solo por querer ser guitarrista se domina el instrumento: hay que practicar, mucho y bien.

          Por no extenderme demasiado querría acabar sembrando una semilla: la semilla de la curiosidad, la duda, y el criterio. Sé que el tiempo no nos sobra, y quizás ganas tampoco. Pero se trata de nuestra vida y pienso que hay que concederle un ratito de vez en cuando. Todos tenemos nuestra historia, nuestra familia, tradición y costumbres. Todo ello tiene su encanto. Por eso esta semilla muchas veces cae en tierras endurecidas aunque fértiles. Despojémonos de la pereza del día a día o de la comodidad de estar "en nuestra salsa" (más bien en la salsa que nos han puesto). Despojémonos de la arrogancia de decir "me va bien con esto" y quedarnos ahí. El mundo esconde maravillosos secretos, y descubrirlos es una aventura. Si no se duda no se comprueba, si no se conoce y contrasta no se asegura. Seamos libres. Seamos religiosos.





1 comentario:

  1. Me gusta la idea, aunque creo que falta explicitar algunos pasos argumentativos que tienes en la cabeza y que saltas a la torera. Sobre todo las últimas 3 frases.

    Me encanta la idea de la dualidad, el hombre es dual a todos los niveles: individuo-sociedad, cuerpo-alma, natural-sobrenatural, conocer racional, querer volitivo, operación (de conocer o de querer) y objeto correspondiente... Incluso a nivel orgánico: estructura-función. Hay muchas más, sobre todo si entramos en moral, en el terreno de lo bueno y lo malo (alegría-tristeza, etc.). Pero la más apremiante quizá sea la de libertad-destino (con 'destino' me refiero a vocación o vida feliz, no lo digo en el sentido de destino inexorable). Hay que decidir entre entregar la libertad a algo que pueda abrazarla por entero y elevarla, o resignarse a vivir la libertad hacia abajo, jugando a vivir como si 'a mí nada me determina'. Este último camino siempre acaba en el libertinaje, es decir, en la vida según el capricho, y el capricho sólo funciona respecto de lo pequeño, de lo que no abraza la libertad sino que la entretiene y la distrae.

    La definición de libertad que ofreces es escasa porque está pensada sólo desde la acción, desde la producción de la acción. Pero la libertad ha de ser personal, íntima, porque tú y yo somos cada uno una libertad distinta. La libertad no es respecto de las operaciones, o es trascendental o no es libertad.

    Con esta última idea engancho con el último párrafo, que es, si no lo he entendido mal, una invitación a la búsqueda. La dualidad mayor en el hombre es la de búsqueda-buscado en sentido íntimo. Me explico: entregar la libertad no se hace de una vez por todas, sino que es constante (y por ello además arriesgado, puede fracasar si no lo tomamos en serio). Esa constancia tiene que ver con buscar: la libertad se entrega en la búsqueda, porque no encuentra su destino nada más entregarse. Esto en sede íntima, en la dualidad acción-resultado la cosa funciona de otra manera. Aquí entra lo que en teología (al menos la cristiana) se llama "vocación": esta entrega de la libertad mantiene el equilibrio exacto entre buscar con riesgo y tener seguridad, porque se entrega al proyecto personal que respecto de sí tiene una Persona que es divina y paternalmente amorosa. Esta vida de vocación es una verdadera aventura, porque se juega con todas las cartas y a la vez no se reduce a una sola jugada.

    Este es, a mi modo de ver, el valor que sobre la vida humana debe aportar la religión. Otros campos desarrollo de la persona se cubren con la economía, la política, etc... Pero ninguna de ellas otorga una respuesta íntima. La intimidad es superabundante, es decir, siempre sobra; por eso puede buscar y seguir buscando siempre. Si no fuese superabundante, nuestra capacidad de felicidad se agotaría, pero si alguna evidencia antropológica es hoy en día accesible a todo ser humano, es ésta: "mi capacidad de felicidad es insaciable". Si la religión (que es algo no del todo divino todavía) se abre a la verdadera revelación divina, que es donación de Sí de Dios al hombre; esa insaciablidad se troca en constante crecimiento, si no, se troca en constante agonía, en el libertinaje que se entrega a buscar algo que siempre se le escurre de nuevo de las manos (y cada vez con más rapidez)

    O no...

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