Quizás lo más difícil de plasmar
mis ideas en este papel sea que tengo tantas que no sé por cual empezar. La
mayoría de la gente, creo, en el fondo busca encontrar lo mismo. Por muchos
rodeos que demos, por muchas opiniones que se den, la gente realmente busca
vivir tranquila y en paz. Pero, personalmente, me da la sensación de que se
confunde “vivir en paz” con “vivir sin problemas”, es decir, la gente vive unos
escasos momentos de paz en su vida cuando sus problemas han cesado de forma
temporal. O lo que es aún peor, se busca evadirse de la realidad y de los
problemas – quizás buscando esa paz – en el fondo de una botella de alcohol o
en los polvos mágicos llamados drogas.
Ciertamente la vida empuja con
una fuerza exagerada, mayor que la de las olas del mar en plena tormenta, pero
eso no significa que el ser humano deba rendirse. De hecho rendirse no es
opcional, desde que nacemos hasta que morimos estamos en una constante lucha.
La vida es una constante lucha, transformación, altibajos, ganancias y
pérdidas. Básicamente podemos decir que lo único constante en esta vida es la
falta de constancia. Por ello, la paz y la tranquilidad que todos deseamos no
se debe buscar en la vida, en lo terrenal, en lo cambiante.
He tenido la ocasión de leer y
escuchar algo sobre las doctrinas materialistas, y en una de esas ocasiones un
compañero me habló de un filósofo de esa corriente que en su lecho de muerte
deseó ser como los creyentes ya que seguramente afrontaría la muerte de una
manera más pacífica y con más fuerza. Esto llenó mi cabeza de pensamientos y me
pregunté: ¿qué es lo que les da fuerza a los creyentes para afrontar la muerte?
Descubrí que, al contrario que los materialistas, las personas creyentes
encontraban la paz, la fuerza, la paciencia, el empuje que necesitan para vivir
en una fuente infinita e inmutable: Dios. Aquellas personas que en momentos de
necesidad depositan sus esperanzas en Él, y que cuando les va bien son
agradecidos, son las que consiguen un estado de paz interior permanente que les
ayuda a afrontar el empuje de esta vida.
Esto, llevado a la práctica,
puede sonar ficticio o imposible, pero realmente es algo fácil de llevar a cabo
ya sea de forma individual o colectiva. Es importante no dejarse llevar por los
tópicos o por las personas que aseguran encontrar la paz en una vida ajetreada
y sin verdadero rumbo. Los problemas pueden desvanecerse, quedarse pequeños
ante un paisaje inmenso y liberador: una puesta de sol, la vista desde la cima
de una montaña, una noche de brisa cálida con la luna llena…
A todos se nos ha asignado una carga para llevar en esta
vida. Podemos vivir quejándonos de esa carga, o luchar para poder llevarla con
dignidad y con fuerza.
#ClavesDelPensamientoActual