Nacemos
necesitados, desprotegidos, indefensos y del todo ignorantes, y dedicamos toda
nuestra vida a crecer y absorber lo que haya a nuestro alrededor para aprender
a sobrevivir en este mundo. Pero llega un momento en el que a la persona le
surge desde dentro darse al mundo, empezar a devolver algo de todo lo que ha
obtenido. Ciertamente las bendiciones que hemos recibido y que nos rodean son
incontables, y jamás podríamos llegar a agradecerlas aunque pasáramos treinta
vidas postrados, pero creo que la forma más noble y pura de darse al mundo es
dándose a los demás, dándose al mundo y a su Creador.
El aprendizaje
es como una secuoya: no para de crecer, no para de absorber de lo que hay a su
alrededor y emplearlo para hacerse más fuerte y robusto. Pero llega un momento
en el que la secuoya da sus frutos, devuelve algo de lo que ha obtenido durante
su vida sin dejar de crecer a su vez. Así es como siento que debería ser el ser
humano, insaciable en conocimiento e inagotable en servicio.
El servicio es
muchísimo más que dar sin esperar recibir algo a cambio: debe surgir de dentro,
debe hacerse con sutileza, con amor y con el objetivo sincero, noble y honesto
de verse satisfecho por la mejora que uno está provocando en el mundo y en la
vida de las demás personas. La excelencia radica en querer para los demás lo
que uno querría para sí mismo, en sentirse más grande a medida que uno se da.
Es una de las pocas cosas en este mundo en las cuales uno se hace más rico por
dar más, casi un milagro.
Me di
cuenta de que para dejar de vivir únicamente absorbiendo de aquello que nos da
el mundo, hace falta un retiro, un cambio en el modo de mirar, sentir, pensar y
de vivir. El concepto de “disfrute” también debe cambiar: ya no disfruto
recibiendo tanto como disfrutaría dando. Aislarse, construirse, forjarse y
salir al mundo con ganas de mejorar y de mejorar nuestro entorno es la esencia
de la virtud en el servicio, hacerse adicto a hacer sonreír a los demás,
convertirse uno en motivo de alegría y de bienestar.
No hay
mejor ambición que la de hacer el bien, sobre todo al prójimo.