Páginas

domingo, 22 de abril de 2012

La prisión

            Y aquí me encuentro otro día más, volviendo a casa en el autobús, tras un día agotador. Sentado y apoyando mi cabeza contra la ventana, la luz del sol calienta mi cara dándome esa sensación de somnolencia y gusto. Miro a través de la ventana y logro divisar las montañas a lo lejos, tonos de verde vivo a lo largo y ancho de ellas; un cielo azul que se va tornando rojo y una bandada de pájaros recorriendo el firmamento.

            Entonces el autobús gira y todo ese paisaje es sustituido por edificios y carreteras, y de pronto la sensación de gusto y de paz se desvanece... me invade la sensación de estar encerrado en la ciudad.

            Y desde mi interior hay algo que me pide más de ese paisaje, más de esa sensación de paz y armonía. Ese día comprendí que necesitamos desconectarnos de este mundo, desenvolvernos en la naturaleza de la cual provenimos: buscar la perfección y la belleza que nos brinda la creación.

            Muchas veces es muy poco lo que necesitamos para sentirnos bien. Un silencio, una sonrisa y un paisaje.

jueves, 19 de abril de 2012

¿Te conformas?

El conformismo, como todo, tiene su dosis buena. Pero también, como todo, su exceso o su total ausencia son fatales.

Nuestras metas y sueños forman parte de nosotros, y son cosas con las que no se puede jugar, pues de ellas depende una gran parte de nuestra felicidad.
Por ello, una meta es mucho más que un simple objetivo: nos implica en todas nuestras dimensiones, desde la intelectual hasta la emocional. Invertimos mucho tiempo en nuestros proyectos y metas, y a veces nos olvidamos de por qué los empezamos cuando surge una dificultad. 

Se me ocurren varias razones para negarnos a dejar un proyecto: orgullo, miedo, no tener mas proyectos en mente, presión externa, etc. Pero ninguna de ellas es del todo satisfactoria para nuestra persona. La única razón que debe prevenirnos de renunciar a un sueño es la persona que somos. Nosotros tenemos una meta porque nosotros nos la hemos propuesto, porque en nuestro interior, de la infinidad de metas existentes, hemos escogido esa, y por tanto, en ella radica nuestra felicidad. Aquí la autoexigencia juega un papel clave: si no nos exigimos nosotros, ¿quién se va a preocupar? 

Por eso, esforzarnos para ser los mejores, sin ningún miedo, se traduce en una satisfacción personal y la construcción de un futuro sólido.
Por eso, conformarse con poco en nuestros sueños, es condenarnos a una vida insatisfecha. El conformismo no tiene cabida en el trabajo, puesto que siempre podremos hacer más y mejorar; pero nunca debe estar ausente, puesto que en otras situaciones nos hace humildes y realistas.

Seamos los arquitectos de nuestro futuro, seamos conformistas sólo cuando debamos serlo.

domingo, 15 de abril de 2012

Básico e importante: El Respeto

            Respeto (Del lat. respectus, atención, consideración) es la veneración o acatamiento que se hace a alguien - según el diccionario de la RAE.
            Veneración es una palabra bastante fuerte, y que quizás no le damos el valor y el peso que realmente tiene. Es utilizada mayormente en el ámbito religioso, la veneración a una deidad, pero aquí se se utiliza en el trato con otras personas. ¿Cuántas veces le hemos dicho a una persona que la respetamos? Ahora, sabiendo esto, ¿realmente respetamos a todo el mundo?
            Quizás no debamos confundir "respetar" con "ser educado", ya que podemos ser educados y no respetar. Una señal que nos indica si respetamos a una persona, o no, es si esa persona nos impone, ya que otro significado de respeto es miedo.
            Integrando esto en nuestro día a día, podemos realizar estas tres preguntas: ¿Respetamos?, ¿Nos hacemos respetar?, ¿Nos respetamos?
            El hecho de que te respeten es consecuencia del respeto a uno mismo, y esto está ligado de forma directa con el amor propio. Esto no quiere decir que nos convirtamos en unos narcisos, sino que nos queramos y aceptemos tal y como somos, siempre con humildad. Las personas que se quieren poco llegan a ser presas de los demás.
            Aunque nos queramos a nosotros mismos, no es del todo suficiente: eso se debe reflejar, mostrar. Todos debemos tener un reflejo de aquello que nos hace únicos y valiosos, y aprender a guardar nuestros puntos débiles - reservarlos para nuestros seres queridos. Así es como nos hacemos respetar: mostrando aquello por lo que nos queremos, y siempre añadiendo una pizca de humor sobre lo que nos guste menos de nosotros mismos - pues eso, también, nos hace únicos.
            El hecho de respetar es cuestión de empatía: si nos gusta que nos respeten, debemos alabar las bondades de las personas - nunca humillarlas para ganarnos su respeto. Y siempre debemos tener en cuenta que esas bondades nacen de la educación y la ideología de las demás personas, y por tanto, son bellos y dignos objetos de conocimiento.
            El respeto y el miedo tienen una buena característica en común: hacen que nos tomemos las cosas en serio.