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lunes, 18 de marzo de 2013

Leyenda


                Cuenta la leyenda que llegará un momento en el que las personas podrán tocarse y no sentirse, un momento en el que dará la casualidad de que, cuanto más cerca estás de alguien, realmente estás más lejos. Algunos tacharon esta leyenda de una locura, otros de una enfermedad, una maldición, y otros simplemente rieron con ironía en sus adentros. Sea lo que sea, continúa la leyenda, hará sucumbir la magia que albergaban las miradas apasionadas y los rostros sonrojados, así como la ternura envuelta en las sonrisas florecidas por un inocente sentimiento.

                Cuenta la leyenda que los humanos serán aplastados por su grandeza y ahogados en los océanos de ilusiones virtuales que creyeron que alguna vez saciarían su sed infinita. Olvidarán el olor de las flores y el canto de los ruiseñores; incluso el color de sus ojos brillando reflejados sobre la superficie de un arroyo en una soleada tarde de encanto y brisa fresca. Dejarán de sentir el frío golpe de las gotas de lluvia sobre sus rostros por refugiarse en sus prisiones encefálicas adornadas en su interior con miedo envuelto con compasión y una pizca de rechazo hacia sí mismos.

                Cuenta la leyenda que esta maldición se apoderará de la voluntad del ser humano y le hará llevar los ojos vendados, los labios sellados y los oídos atormentados; lo convertirá en su títere aunque le hará creer que él es el que mueve sus propias cuerdas. Creerá que ama, mas no se amará ni a sí mismo; creerá que construye, aunque solo se estará destruyendo por dentro; creerá que vive pero su corazón estará vacío, lleno de ilusiones volátiles. Pero esto… solamente lo cuenta una leyenda.