Llevo ya
bastante tiempo pensando en cómo la sociedad ha ido decayendo de una forma
peligrosa. Y esto no es nada nuevo, es el reflejo de los excesos que se cometen
en todo lo que respecta a vicios, malos hábitos y una espiritualidad
prácticamente inexistente. Hemos olvidado las luchas de la antigüedad, hemos
olvidado a los mejores hombres que en su día caminaron por este mundo para
cambiarlo a mejor, para hacer de nosotros mejores personas. Esas luchas que
marcaron un antes y un después en la historia, ahora parecen meros mitos que
han quedado a la altura de Alica en el país de las maravillas. ¿Qué ha pasado?
Lo que
vemos hoy en día es el resultado de varios factores que sinérgicamente han dado
lugar a este desastre. El primero y más pronunciado es el relativismo que rige
nuestras vidas. Ya no existen el bien y el mal absolutos, mientras uno no pise
la cola del otro entonces todo está permitido. Se ha perdido la vergüenza, el
pudor, el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, nos miramos al espejo y no
nos vemos, estamos embriagados e intoxicados a causa del bienestar y el relax; predomina
el “yo” sobre el “nosotros”.
El
segundo factor, en mi opinión, es el materialismo. Hemos llegado a un punto en
el que prácticamente todo debería estar remunerado o recompensado de forma
material. El que hace algo voluntario sin exigir nada a cambio se convierte en
una persona que malgasta su tiempo y energía en algo que ni siquiera es
agradable. Cada vez menos personas entienden que hacer este tipo de actividades
sirven para alimentar el espíritu, ya que lo que es el físico está más que
sobrealimentado. Y esto se está tornando cada vez más peligroso, la gente se
muere de hambre por dentro porque no sabe con qué llenar ese vacío espiritual.
Trata de llenarlo con cualquier cosa material, incluso se llegan a degenerar
los aspectos trascendentales de la vida: el amor se convierte únicamente en
sexo, el trabajo se convierte únicamente en una fuente de dinero…
Creo que existen muchos otros factores, pero los dos anteriores que he mencionado son sin duda los más catastróficos. Algunas personas alcanzan su propia aniquilación porque viven en una espiral que nunca termina y que va siempre a más, creyendo que algún día alcanzarán la paz y tranquilidad que tanto ansiamos todos. Ciertamente, esa paz se consigue precisamente fuera de todo eso, mirando las cosas con perspectiva, de forma crítica y siendo fieles a unos principios morales universales, dando a las cosas el valor que tienen sin exagerarlo.
Sencillez, moderación, amor y trascendencia. No perdamos esa esencia.
Creo que existen muchos otros factores, pero los dos anteriores que he mencionado son sin duda los más catastróficos. Algunas personas alcanzan su propia aniquilación porque viven en una espiral que nunca termina y que va siempre a más, creyendo que algún día alcanzarán la paz y tranquilidad que tanto ansiamos todos. Ciertamente, esa paz se consigue precisamente fuera de todo eso, mirando las cosas con perspectiva, de forma crítica y siendo fieles a unos principios morales universales, dando a las cosas el valor que tienen sin exagerarlo.
Sencillez, moderación, amor y trascendencia. No perdamos esa esencia.
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