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lunes, 5 de noviembre de 2012

Decadencia


Llevo ya bastante tiempo pensando en cómo la sociedad ha ido decayendo de una forma peligrosa. Y esto no es nada nuevo, es el reflejo de los excesos que se cometen en todo lo que respecta a vicios, malos hábitos y una espiritualidad prácticamente inexistente. Hemos olvidado las luchas de la antigüedad, hemos olvidado a los mejores hombres que en su día caminaron por este mundo para cambiarlo a mejor, para hacer de nosotros mejores personas. Esas luchas que marcaron un antes y un después en la historia, ahora parecen meros mitos que han quedado a la altura de Alica en el país de las maravillas. ¿Qué ha pasado?

                Lo que vemos hoy en día es el resultado de varios factores que sinérgicamente han dado lugar a este desastre. El primero y más pronunciado es el relativismo que rige nuestras vidas. Ya no existen el bien y el mal absolutos, mientras uno no pise la cola del otro entonces todo está permitido. Se ha perdido la vergüenza, el pudor, el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, nos miramos al espejo y no nos vemos, estamos embriagados e intoxicados a causa del bienestar y el relax; predomina el “yo” sobre el “nosotros”.

                El segundo factor, en mi opinión, es el materialismo. Hemos llegado a un punto en el que prácticamente todo debería estar remunerado o recompensado de forma material. El que hace algo voluntario sin exigir nada a cambio se convierte en una persona que malgasta su tiempo y energía en algo que ni siquiera es agradable. Cada vez menos personas entienden que hacer este tipo de actividades sirven para alimentar el espíritu, ya que lo que es el físico está más que sobrealimentado. Y esto se está tornando cada vez más peligroso, la gente se muere de hambre por dentro porque no sabe con qué llenar ese vacío espiritual. Trata de llenarlo con cualquier cosa material, incluso se llegan a degenerar los aspectos trascendentales de la vida: el amor se convierte únicamente en sexo, el trabajo se convierte únicamente en una fuente de dinero… 

                Creo que existen muchos otros factores, pero los dos anteriores que he mencionado son sin duda los más catastróficos. Algunas personas alcanzan su propia aniquilación porque viven en una espiral que nunca termina y que va siempre a más, creyendo que algún día alcanzarán la paz y tranquilidad que tanto ansiamos todos. Ciertamente, esa paz se consigue precisamente fuera de todo eso, mirando las cosas con perspectiva, de forma crítica y siendo fieles a unos principios morales universales, dando a las cosas el valor que tienen sin exagerarlo.

                Sencillez, moderación, amor y trascendencia. No perdamos esa esencia.

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